19 de octubre de 2014

Barrilete cósmico para Amores Locos

Hay días que, definitivamente, son raros. Hoy, por ejemplo.
Mientras Rami se dedicaba a pintar una reja y Estela parloteaba sin cesar, me senté a tomar unos mates y a leer Página 12 en el patio.
Cuando estaba inmersa por completo en la tristeza de la historia de Luciano Arruga, sonó el celular. Lo miré de reojo y vi la leyenda "Número restringido" que me predispuso mal. Cada vez que me llaman de alguno de esos números son empresas de telefonía o de televisión por cable que insisten en venderme servicios que no quiero. Confieso que estuve a punto de ignorar la llamada.
Pero, aún no sé bien por qué, atendí.
Del otro lado esa voz tan conocida, tan admirada, tan amable que me lanzó un: "Buen día, Victoria. Recibí su carta, que me emocionó mucho, y su libro que hoy mismo empiezo a leer. Le agradezco tanto que me lo haya mandado... Y la molesto (la molesto!!!) porque quisiera saber dónde se vende así la ayudo con la difusión."
Charlamos un ratito, le pasé la información que me pedía y nos despedimos con un "Ojalá nos veamos pronto."
Después grité, salté, me reí como loca, lo abracé a Rami... Todavía estoy como si ese llamado hubiera sido parte de un sueño.
Hay días que, definitivamente, son raros.
Hoy me llamó Víctor Hugo Morales.
Alguien que me pellizque, carajo.



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