7 de enero de 2014

Llorona mata galán


Todos los años pasaba lo mismo: se acercaba el invierno y el miedo se apoderaba de todos nosotros. Sabíamos que cuando los días comenzaban a acortarse y las noches a estirarse, era mayor la probabilidad de que “ella” apareciera.
“Ella” era conocida como la llorona y era titular indiscutido de los diarios locales, temporada tras temporada. Titular de los diario y eje de cada charla entre los habitantes del pueblo; nadie sabía quien era, todos elucubraban alguna teoría y hasta algunos negaban su existencia y se mofaban del resto. Pero la llorona era bien real, claro que sí.
Las historias y rumores se entremezclaban y las versiones sobre sus características y su accionar eran diversas. Si uno escuchaba con cuidado lograba hacerse una idea bastante precisa sobre este personaje: persona al fin, no sabíamos de que sexo ya que siempre aparecía tapado con una especie de sábana blanca. Su forma de comportarse era extraña: en algunas ocasiones sólo se paraba ante las ventanas de los dormitorios de los vecinos y gemía y lloraba su penar, de allí el origen de su apodo.