En tiempos en que ser cosa está prohibido, a veces soy cosa. Soy cosa y me gusta.
Soy culo, soy piernas. Soy tetas, soy manos. Soy vagina. Soy aullido, soy sudor. Soy consumidora y proveedora de goce.
Y él es cosa también. Es brazos, es lengua. Es pija, es dedos. Es semen, es jadeo. Es origen y destino del orgasmo.
Las partes del cuerpo son sólo eso: partes. Y cumplen funciones: tocan, chupan, olfatean, gimen, mojan, muerden.
A veces soy cosa y él es cosa y nos gusta. Y dejamos de razonar, de
recordar, de temer y de dudar. Porque las cosas no tienen cerebro. Y es
bueno convertirse, por un rato, en cosa.
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